Reflections

Los que me conocen bien saben que me gusta mucho hacer autorretratos experimentales. Es un ejercicio que disfruto mucho ya que las posibilidades son infinitas y puedo probar y probar sin prisas, sin expectativas y sin una finalidad en especial. Se trata de hacer fotos para mi, fotos que nacen de nada más y nada menos que las puras ganas de crear.

Leí una vez que hacer autorretratos podía ser muy terapéutico. Te permite hacer un trabajo de introspección. Te empuja a mirarte con más atención, te invita a salir de tu zona de confort para ponerte frente a la cámara. Te ayuda a ganar confianza y mejorar tu autoestima. En mi caso, los autorretratos son una especie de reflejos de mi estado de ánimo en el momento que hago la foto.

Luz de Papel

Mientras fotografiaba unos ramos de flores en el estudio, me fije en un fuerte rayo de luz que entraba por la ventana grande. Tenía un difusor gigante que me costaba mover sola y mientras lo empujaba hacia la ventana para corregir esa luz dura, rocé la mesa donde estaban colocadas las Peonias e instantáneamente me fijé en el efecto que hacía la sombra de estas sobre la tela. Me recordó a un escenario del teatro de sombras chinescas y no pude resistirme.  

Desvanecer

Desvanecer es una pequeña serie de autorretratos que hice un momento de mi vida en el cual sentía que no podía ser quien yo quería ser ni hacer lo que yo quería hacer. Era como si me llevara la corriente de un río enorme y por más esfuerzo que hiciera, no conseguía nadar en el sentido contrario. Solo me quedaba flotar y dejarme llevar para no ahogarme. En aquel entonces, la fotografía era mi escapatoria. Mi motor para pelear la corriente y ser yo nuevamente. Mi forma de sentir más fuerte, de imaginar e inventar. De desvanecer para reencontrarme.